El Doctor Enrique Crespo atiende al teléfono para valorar la evolución Juan del Álamo e Isaac Fonseca, heridos en la Gran Final de la Copa Chenel, en una tarde épica y heroica de Isaac Fonseca, que se enfrentó a los seis toros en solitario tras la cornada que sufrió Juan del Álamo en su primero.
Juan del Álamo se colocó el capote a la espalda para realizar un quite a su primero, un sobrero muy serio de Ángel Luis Peña, y fue volteado de fea manera, donde todos temimos lo peor.
Con esa gran entrada, después de esa emotiva ovación a los dos finalistas, los tendidos quedaron sobrecogidos por la fea caída…
El dr. Enrique Crespo, al frente del equipo médico, reconoce que “en el primer momento sabíamos que Juan del Álamo iba herido, pero me preocupó mucho el traumatismo craneal y cervical porque llegó muy desorientado a la enfermería”.
El salmantino tuvo mucha suerte, ya que “el pitón tiró hacia abajo rozando el paquete vascular. Afortunadamente no fue hacia arriba la trayectoria porque habría seccionado la femoral”.
Fue trasladado a Majadahonda, donde le realizaron un TAC y anoche fue ingresado en la Fundación Jiménez Díaz donde pasó la noche en la UCI descartando lesiones cerebrales. En esta mañana, ha sido trasladado a Fremap Majadahonda para continuar con su recuperación. “Esperemos que no surjan complicaciones en la cornada. Si no se complica… como los toreros hacen cosas inauditas podría llegar a Pamplona”, asegura Enrique Crespo.
Isaac Fonseca se hizo cargo de la tarde tras la cogida a su compañero y a pesar de ser herido por el toro de Zacarías Moreno, aguantó hasta el final y pasó a la enfermería tras proclamarse campeón de la Copa Chenel y salir a hombros.
Enrique Crespo no se explica “como Isaac pudo matar los seis toros. La cornada era muy extensa, le había desgarrado 2 músculos, el recto anterior y crural y el pitón llegó hasta el fémur. El gesto heroico de Isaac, herido, no se lo explica nadie”.
“Ese gesto tan heroico sabiendo que quedaban en los toriles 4 o 5 toros y sabiendo que iba herido. Son cosas que solo hacen los toreros, de ahí nuestra máxima admiración”, confiesa.
Al entrar a matar al sexto “tuvo mucha suerte porque le pudo haber herido de gravedad, pero afortunadamente no fue así”.
Mientras le operaban, comenta que hizo pasar a su apoderado “para que viera la herida, que no era un simple puntazo como muchos pensaban. Las cornadas son muy engañosas, a veces sangran poco y hasta que no abres no sabes la extensión real”.
Ahora, estamos pendientes de ambas cornadas, pero sobre todo la evolución de Juan del Álamo por las posibles complicaciones que pudieran surgir” reconoce y añade: “El mayor agradecimiento que puedo tener de un torero es que verlo en los ruedos lo antes posible”.