Alejandro Fermín, natural de Cabezuela del Valle (Cáceres), como él mismo relata “llevo dedicado al toro casi toda mi vida. Con nueve años empecé esta aventura y aquí estamos, en una experiencia tan bonita como la Copa Chenel”.
Sus inicios fueron en la Escuela Taurina de Badajoz, pasó por Salamanca unos años hasta recalar en Moralzarzal, donde reside actualmente.
Su vida, como la del resto de toreros, está basada en la lucha pero “gracias a la constancia y el trabajo, se plantea una temporada muy ilusionante”. Es hora de recoger los frutos de sus años como novillero, habiendo toreado en plazas de la categoría de Sevilla y Madrid y se siente “preparado y ahora mismo como matador de toros la mejor opción es la Copa Chenel porque es el trampolín para cualquiera en mi situación”.
El paso de tomar la alternativa, significa para muchos toreros la dificultad de avanzar pero, “la Copa Chenel te da ese paso para poderte dar a conocer y seguir avanzando”. Esa expresión que a veces se utiliza como un tópico pero no lo es, la de jugarse la vida, “es una cosa que los toreros tenemos interiorizada y que mejor afrontarlo con ilusión teniendo contratos que es lo que uno quiere”. Para que lleguen esos contratos, que mejor que hacerlo con ese “aliciente de saber que si te entregas y das lo mejor de ti tienes recompensa, que al final es lo que uno como torero buscas”.
Todos estos años de trabajo y entrenamientos, está seguro de que darán resultados y disfrutando él en la plaza, disfrutarán los demás con su toreo. El objetivo es claro “alzarme como triunfador y que sea el trampolín de mi carrera”.
Afronta este domingo, en Cercedilla, su compromiso en el quinto festejo clasificatorio ante astados de Guadajira y Quintas.